martes

Relato: Dos

Llegué a mi hogar y me encontré con un piso lleno de papel de diario, imaginé que sería alguna demencia de aficionados, así que siempre evite hacer las necesidades ahí. En ese momento percibí cierto ruido en nuestra comunicación, ellos gritaban mucho y yo anonada cagaba y meaba por todos lados (menos en los diarios obvio). Investigué en sus conductas y llegué a la conclusión de que los gritos eran una demostración de cariño hacia mi. Mi audacia canina decidió dar como respuesta a los gritos movimientos exagerados de cola y abertura máxima de ojos.

Entraban a la casa me veían rodada de cacas fueras de los diarios y dábamos inicio al nuestro ritual comunicacional, gritos de su parte, cola y ojos de la mía, ellos subían el volumen de los gritos, yo movía la cola a toda velocidad y abría los ojos hasta que quedaran lo más saltones posibles. Minutos intensos de salvajismo.

Ahora crecí y aunque ellos no sean maduros para comprenderme prefiero hacer mis necesidades afuera. Espero que algún día lo superen y vuelvan a gritarme de nuevo.

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