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Juana opina que los humanos temen a su pasado


Uno de los momentos más fructíferos en la mente de Juana es cuando observa a sus dueñas realizar tareas de aseo del hogar. Nuestra curiosa perra observa cómo sus dueñas vociferan insultos hacia ella, por su actitud meditativa que (quién sabe por qué) les resulta molesta. Juana ha hecho intentos por detenerlas en estas situaciones: se entromete entre el desplazamiento del lampazo, mordisquea los tobillos, pero solo recibe escobazos y gritos. Y es que Juana no entiende esa manía humana de borrar constantemente las huellas del pasado. Con qué necesidad borrar las marcas, los testimonios de una noche de festejo, de un amigo embriagado, o de un revolcón alegre sobre el pasto? Esta perra singular opina que lo que los humanos llaman “mugre” es la prueba inexorable de que se ha vivido, y como tal, debe preservarse y cuidarse como a un preciado recuerdo. No entiende la manía humana de lavar el cuerpo. Considera que los seres humanos quitan las marcas de sus cuerpos por un miedo inconciente a la muerte. Creen que borrando las huellas del pasado vuelven a nacer, limpios de instantes muertos.

Juana intenta escapar del agua siempre que puede. Cuando no logra esquivar la lluvia o la manguera, contempla tristemente los rastros de esos momentos memorables disolverse entre las partículas de H20, como un rollo de película que se rompe.

Singular perspectiva la de Juana, nos hace reflexionar sobre nuestros hábitos culturales más básicos, como bañarse o lavar un plato. Sus dueñas siguen considerando que es una perra sucia y pichi, pero Juana sabe que en verdad ella es una perra con historia.

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